Llegan las vacaciones después de un largo año de trabajo tanto para los padres como para los hijos y mantener el equilibrio entre el tiempo de ocio y los niños no resulta fácil.
Hay que intentar mantener la estabilidad de los más pequeños, entre el reto que supone poder disfrutar de cierta relajación de las normas y al mismo tiempo continuar con los hábitos más fundamentales.
Hay unos consejos prácticos que pueden lograr un buen ambiente entre los miembros de la familia:
– Vigilar el uso de móviles y consolas fomentando los juegos infantiles al aire libre. Conseguiremos que hagan más ejercicio físico, se relacionarán con otros niños potenciando su imaginación y cuando llegue la noche descansarán mejor.
– En verano hay más flexibilidad en los horarios de las comidas, pero ello no implica que se salten ninguna de las 5 que se han de hacer a lo largo del día. Hay opciones para que se puedan realizar las actividades previstas con algunos cambios, como llevar Tupper para la comida, fruta para la merienda cuando están jugando en la piscina o la playa y para la cena un bocadillo puede ser una buena solución.
– En vacaciones es cuando tienen más tiempo libre y podemos aprovechar para animarles a que lean más, un buen libro puede ser la mejor aventura del verano.
– No podemos pretender que los niños mantengan el mismo horario que durante el curso, la cuestión es que al final duerman el mismo número de horas, ya sea haciendo una siesta o permitiendo que se acuesten y levanten más tarde.
– Es normal que los padres también nos relajemos y seamos más permisivos en cuanto a las normas, pero no olvidemos que si les autorizamos determinadas actitudes cuando vuelvan a la rutina escolar nuestro esfuerzo será mayor para establecer de nuevo las reglas.
– Además, deben seguir colaborando con las tareas familiares, hacer que sea más divertido solo depende de nosotros.
Disfrutar de unas estupendas vacaciones en familia, es en definitiva un equilibrio entre las normas, hábitos y actividades.